Puede ser cierto que uno cuanto más conoce a la gente más quiere a su perro. Sin embargo a la gente -se la quiera o no- no suele ser necesario sacarla a pasear. Y si hay que sacarla últimamente se estila mucho lo de contratar a un inmigrante (en esta apreciación el racismo no sería certificarlo sino hacerlo). Con un perro es diferente. Se le quiera o no alguien tiene que bajarlo a pasear. Aunque nieve y haga frío. Y a uno se le llenen la cabeza de rencores.
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Puede ser cierto que uno cuanto más conoce a la gente más quiere a su perro. Sin embargo a la gente -se la quiera o no- no suele ser necesario sacarla a pasear. Y si hay que sacarla últimamente se estila mucho lo de contratar a un inmigrante (en esta apreciación el racismo no sería certificarlo sino hacerlo). Con un perro es diferente. Se le quiera o no alguien tiene que bajarlo a pasear. Aunque nieve y haga frío. Y a uno se le llenen la cabeza de rencores.
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