Meter las narices donde nadie te llama. Creer siempre que es más interesante lo que se oculta bajo la alfombra. Rendirse a la ingenuidad estúpida de quienes piensan que pueden participar en la orgía de los rumores y pensar que no son pasto de la misma cuando se ausentan siquiera un segundo del grupo. Y en medio de todo esto sentirse perdido en la búsqueda de la delgada línea que delimita el interés por los otros del cotilleo de las hienas.
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Meter las narices donde nadie te llama. Creer siempre que es más interesante lo que se oculta bajo la alfombra. Rendirse a la ingenuidad estúpida de quienes piensan que pueden participar en la orgía de los rumores y pensar que no son pasto de la misma cuando se ausentan siquiera un segundo del grupo. Y en medio de todo esto sentirse perdido en la búsqueda de la delgada línea que delimita el interés por los otros del cotilleo de las hienas.
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