Me cansan estos tiempos restrictivos en los que ocultamos las caras de los niños. Si no estamos atentos la información de un hecho puntual tendemos a tomarla como general. Y la sospecha y el miedo se metastatiza. Y resulta que los caramelos llevan droga. Y el viejecito que se acerca a un niño es un pederasta. Y la persona que nos sigue por la calle pretende violarnos. O robarnos. O matarnos. O violarnos, robarnos y matarnos. No necesariamente en ese orden, porque perversiones las hay y muchas. Proponía el pedagogo italiano Franceso Tonucci construir la ciudad de los niños. Decía que si creemos que las ciudades son inseguras, no dejaremos a los pequeños jugar en las plazas. Y que, entonces, la ciudad se volverá más peligrosa. La solución es volver a habitar la ciudad. Fiarnos y hacernos fiables. Una plaza en la que corretean los niños, un barrio en el que los pequeños van caminando tranquilamente al cole es un lugar saludable.
3 comentarios:
Qué bonita ésta y la anterior!!! :-)
Qué misterio tienen los cristales...
Me cansan estos tiempos restrictivos en los que ocultamos las caras de los niños. Si no estamos atentos la información de un hecho puntual tendemos a tomarla como general. Y la sospecha y el miedo se metastatiza. Y resulta que los caramelos llevan droga. Y el viejecito que se acerca a un niño es un pederasta. Y la persona que nos sigue por la calle pretende violarnos. O robarnos. O matarnos. O violarnos, robarnos y matarnos. No necesariamente en ese orden, porque perversiones las hay y muchas. Proponía el pedagogo italiano Franceso Tonucci construir la ciudad de los niños. Decía que si creemos que las ciudades son inseguras, no dejaremos a los pequeños jugar en las plazas. Y que, entonces, la ciudad se volverá más peligrosa. La solución es volver a habitar la ciudad. Fiarnos y hacernos fiables. Una plaza en la que corretean los niños, un barrio en el que los pequeños van caminando tranquilamente al cole es un lugar saludable.
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